No cabe duda, que la influencia de las tradiciones religiosas es evidente en multitud de recetas de nuestro país (y a su vez, gran cantidad de ellas se nutren de la tradición sefardí o morisca), recetas que han sabido conjugar ingredientes básicos y al alcance de todos, para lograr platos espectaculares que han calado hondo por su gran sabor y sencillez de elaboración en la mayoría de ellas y multitud de platos que preparaban nuestras abuelas, madres o vecinas, tenían su fundamento en la cocina conventual, sin que, a fecha de hoy, haya disminuido lo más mínimo, sobre todo cuando se acercan fechas tan señaladas como la Navidad o la Semana Santa, fecha ésta que por la antigua imposición de suplir la carne del menú, echó mano del pescado y verdura de temporada de una forma magistral como queda patente en los potajes de vigilia por señalar solo un ejemplo.
Y respecto a la repostería, pues ya me contaréis, la ingente cantidad de delicias ideadas y elaboradas en conventos y de las que también seguimos dando cuenta a fecha de hoy, de la gran mayoría de ellas, creadas muchas, como en el caso de las torrijas (receta), para aliviar el ayuno de estas fechas.
Independientemente de ser más o menos o nada creyente, espero que algunos dirigentes políticos no caigan en su tentación de tirar por tierra las tradiciones que hemos vivido desde pequeños, esas que también ellos han mamado de la misma manera. Temo que a alguno, le de por cambiar el nombre a las Yemas de Santa Teresa, al Potaje de Vigilia o a los San Jacobos, y lo dejo aquí, porque la lista como comprenderéis es bastante más numerosa, porque a nadie le amarga un dulce, aunque éste, vaya relleno de Cabello de Ángel.
Respecto a la receta de hoy, la masa que he usado es pasta filo, que una vez horneada como sabéis, queda muy crujiente y ligera, combinando perfectamente, con el cremoso relleno de puerro, patatas, champis, un toque de salsa de tomate y, por supuesto, el bacalao. Sinceramente os recomiendo esta
receta, nada complicada y con un resultado que espero disfrutéis.
Buen provecho y os deseo una feliz semana a todos.
Con esta receta participo en el Reto "Las cuatro estaciones" al que Inmaculada desde su blog Perfileando, nos invita a celebrar con cada cambio de estación y esta ocasión, celebrar la Primavera que nos inunda en todo su esplendor.
8-10 hojas de pasta filo
250 gr de bacalao desalado
250 gr de patatas
1 cebolleta
1 puerro
1 diente de ajo
2 champiñones
100 gr de salsa de tomate
Aceite de oliva
Perejil fresco
1 cucharadita de jengibre molido
1 cucharada de miel
Sal
Mantequilla o margarina para untar a la pasta filo
Pelar las patatas y partirlas en láminas de 1 cm de grosor. Ponerlas a confitar a fuego bajo en una sartén con aceite de oliva, de manera que cubra a las patatas, hasta que queden tiernas. Una vez en su punto, añadir sal al gusto, machacar con un tenedor y reservar.
Picar fino la cebolleta y el puerro.Aparte, en otra sartén a fuego medio, poner dos cucharadas de aceite y añadir la cebolleta, saltearla por espacio de 3-4 minutos e incorporar el puerro también troceado y el diente de ajo pelado y picado muy fino. Bajar el fuego, añadir el jengibre molido y una pizca de sal. Cocinar 5 minutos.
Secar muy bien el bacalao y desmigarlo a mano, comprobando que no haya resto de espinas ni piel. Incorporarlo a la sartén con las verduras, mezclar bien con éstas y añadir pasados 2 minutos, la cucharada de miel y pimienta al gusto. Remover de vez en cuando y cocinar durante 2 minutos más.
Apartar del fuego, incorporar las patatas, añadir el perejil troceado y reservar.
Laminar los champiñones y hacerlos a la plancha con un poco de aceite de oliva, sal y pimienta.
Montaje del bombón
Derretir la margarina y dejar templar.Coger 3 hojas de pasta filo y con ayuda de un pincel, barnizar ambas caras de cada hojas. Hacer un conjunto con las tres hojas y dividirlas en cuadrados de 8x8 cm aproximadamente.
Sobre cada cuadrado de filo, poner en el centro del mismo un poco del relleno, sobre éste una cucharadita de salsa de tomate, encima una lámina de champiñón.
Coger cada esquina de la masa filo y llevarla hacia arriba, cerrándola con la esquina opuesta, procurando que quede bien sellada la masa filo, añadiendo más margarina si fuese necesario.
Repetir el proceso con el resto de hojas filo hasta terminar el relleno.
Poner cada bombón sobre la placa del horno y hornear a 180ºC durante solo 10 minutos, tiempo suficiente para que la masa quede crujiente y con un bonito color dorado de lo más apetecible.
Y de postre os invito a una deliciosa torrija para endulzaros la tarde, y disfrutar del aroma de los incipientes azahares que ya despuntan por Sevilla:
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Fuente : ABC de Sevilla
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